Nunca se me hizo tan largo el trayecto a la plaza. El silencio era incómodo, se respiraba; lo sentía más que al aire. Sabía que ese paseo intentando quitar mi aburrimiento me llevaría directo a un sentimiento depresivo. Kamikaze. Imbécil de mí. Ni siequiera debería haber asomado la nariz por la ventana. Debería haber seguido acostada, simulando dormir. Teniendo una nueva pesadilla, o un sueño indescifrable. Pensando en algo que escribir.
Difusa, distorcionada. Las palabras fueron secas, agresivas. Normales de tono hiriente.
Anémica, autista. Probemas de expresión. Problemas conmigo misma. Problemas con el mundo. Nada grave. Nada que después de pasar por el filtro y mirar alrededor tenga algún significado. Debería ser feliz, dicen. Dicen que lo tengo todo. Pero quiero más...
Y estoy segura que esta noche mi almohada se mojará... llorona ella...